Últimamente escucho y utilizo estas dos palabras juntas: Mujer y Emprendedora; Con cierta regularidad. Casi como si hubiera aparecido en el aire; Lo de emprender y la importancia de ser mujer parece que fuera inhalado y exhalado en la normalidad de una respiración, que se perfuma con alguna fragancia exótica.
No me entiendas mal, mi intención no es comentar por aquí que esto de las mujeres emprendiendo es mala idea o solo es una moda pasajera. Todo lo contrario, lo que ciertamente me parece interesante y hasta cierto punto extraño, es creer que el emprendimiento de la mujer es una novedad.
Es cierto, si vamos de a pocos retrocediendo en el tiempo, veremos cómo, hacia atrás, las mujeres hemos tenido cada vez menos derechos y cada vez menos presencia pública, entre otras cosas - en general - Sin dudas. No obstante, eso nada tiene que ver con nuestro poder natural - diría yo - de emprender.
Tuve un momento de revelación hace poco. Conversando con una amiga, también emprendedora, que no veo hace mucho tiempo. Ambas nos felicitábamos por lo bien que están nuestros emprendimientos, lo bien que "se les ve". Y ahí es donde me cayó la ficha. Recordé a mi mamá conversando con sus amigas cuando yo era niña. Ellas decían, sobre sus hijos e hijas, exactamente lo mismo que nosotras estábamos diciendo sobre nuestros respectivos emprendimientos.
Que si moda sostenible, terapias alternativas, desarrollo personal, marcas de cualquier tipo de productos... Se trate de lo que se trate. Nuestros emprendimientos, son, en esta era de la "Mujer Emprendedora"; Nuestros nuevos hijos.
Cuidamos de las cuentas de Instagram, Facebook, Youtube, Linkedin y cuanta plataforma o red exista; Cómo hemos hace siglos cuidado de toda la humanidad. Nutrimos nuestras páginas web, portafolios, networks, etc. Minuciosamente respetando de los lineamientos de la marca, cuidando, midiendo y reconociendo el efecto que generamos en nuestro público y demás. Tal y como nutriríamos, cuidaríamos, respetaríamos y reconoceríamos -o podríamos hacerlo- con amor y sumo cuidado; A estas pequeñas criaturas humanas que podríamos -y a veces no elegimos- parir.
Tampoco quiero decir aquí, que cualquier mujer es menos o "no es mujer" si no elige la maternidad de niños humanos, o sea el caso, no se encuentra biológicamente en las condiciones necesarias para gestarlos y parirlos.
Respetando las elecciones personales e íntimas de cada quien... Se me ocurre mediante este artículo, poner en evidencia, que esto de la "maternidad" es natural en la mujer. Por lo tanto, es natural en la humanidad. Y que sí, definitivamente, "maternar" -hijos, proyectos, empresas, cuentas de instagrám, etc.- ES emprender.
Emprender... Un camino hacia lo desconocido mientras confías una y otra vez en tu creación, ingenio, autenticidad, habilidades, talentos, potenciales, capacidades naturales, etc.
Si antes, hace cada vez más tiempo, los confines de nuestro matriarcado empataban con las paredes de la casa; Y para adentro era terreno de la reina que la habitaba. Ahora, por un montón de motivos, me parece que como género, hemos des-delimitado la frontera del hogar, para llevar más allá de ella nuestra autoridad, poder e influencia. Estamos expandiendo las fronteras de lo que nuestros emprendimientos y sobretodo, nosotras mismas, nos habíamos permitido. Algo que solo sucede y seguirá sucediendo, si expandimos al mismo tiempo las fronteras de nuestras propias mentes y limitaciones aprendidas, heredadas... Finalmente: Elegidas.
La casa y la familia, no son mas el único lugar donde emprender. Hermanas, hemos conquistado una frontera que parece nueva: El Mundo.
Sólo para recordar, que el Mundo, quiero decir también: La Tierra... Siempre fue nuestra.
Y toda quien llegue a creer, esta idea perfumada,
que el ser mujer y el emprender es cosa nueva y no anticuada...
Así en poesía como me encanta: Tenga cuidado con esa trampa.
Que emprender no tiene ni sello, ni tampoco tiene estampa.
Con gracia y elegancia, emprender tiene su magia...
Pero es magia que corresponde - SÍ - a TODA la raza HUMANA
...
En su amplio sentido y amplia palabra.
Foto: Cueva de las Lechuzas, Junio 2016
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