"Existe una heroína potencial en cada mujer. Ésta es la dama principal de la propia historia de su vida en un viaje que empieza con su nacimiento y continúa a lo largo de su vida. Mientras recorre su itinerario personal, encontrará sin duda sufrimiento: sentirá soledad, vulnerabilidad, incertidumbre; y se encontrará con límites. Puede que se encuentre también un sentido a su vida, desarrolle su carácter, experimente el amor y al gracia, y aprenda la visión.
La heroína toma forma a través de sus decisiones, de su capacidad para la fe y el amor, y de su aptitud para aprender de la experiencia y comprometerse. Cuando surgen dificultades, si considera lo que puede hacer, decide lo que hará y se comporta conforme a sus valores y sentimientos, está actuando como la protagonista-heroína de su propio mito. Aunque la vida está llena de circunstancias no elegidas, siempre existen momentos de decisión, puntos nodulares que deciden los acontecimientos o modifican el carácter. Para ser una heroína en su propio viaje heroico, una mujer debe empezar con la actitud de que cada coda que se elige tiene importancia (o incluso actuar al principio ―como si la tuviera‖). En el proceso de vivir a partir de esta premisa, algo sucede: una mujer se convierte en una persona que toma decisiones, una heroína que moldea lo que llegará a ser. O bien crece, o bien es diminuida por lo que hace o no hace y por las actitudes que mantiene. "
Jean Shinoda Bolen, las Diosas de Cada Mujer
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