Dicen que la Diosa nos habla en sueños. Que a los iniciados nos susurra por nuestro nombre y nos invita a visitar nuevas realidades, a expandir nuestros horizontes. Nos inspira, y nos da fuerza para seguir adelante en nuestro camino.
La verdad no sé muy bien cómo es que tengo éste recuerdo, pero en mis células vibra la certeza de que a veces en los sueños nos llama una mujer por nuestro nombre. Y suele ser que despertamos, con la sensación de que realmente nos han llamado. Las emociones están exaltadas y sentimos una intensidad energética, como si algo importante acabara de suceder.
Ésto es lo que yo recuerdo como el llamado de la Diosa.
A veces es nuestra madre que nos llama, a veces una mujer que no logramos reconocer, que se esconde detrás de los velos de la consciencia o de la cual vemos solo su semblante mas no su rostro. A veces son los ojos de ésta esencia femenina los que nos comunican ese llamado, pero siempre es diciendo nuestro nombre que nos llama.
Nos llama a despertar a una nueva realidad, a una nueva verdad, a un nuevo peldaño en nuestro camino.
La Diosa tiene tantas caras como hembras hay en éste planeta. Hay tantos aspectos de ella como energías que alquimizan y recrean la materia, Y la Diosa nos habla, desde cualquiera de éstos rostros, nos dice por nuestro nombre. Nos llama amorosamente, para que abramos los ojos en un nuevo estado de consciencia, en un nuevo momento de nuestro florecimiento.
Cuando la Diosa nos llama, recibimos la oportunidad de prestar especial atención a lo que está sucediendo en nuestra vida. El rostro que ella elige para llamarnos, nos da información específica de aquel aspecto de la Diosa que está llamando por nosotras, para que le prestemos atención, para que le escuchemos y le reconozcamos dentro de nosotras.
Al despertar con ésta excitación emocional y energía podemos elegir qué es lo que haremos. Si prender una vela y orar en silencio, seguir durmiendo para conectar con ese llamado desde el mundo de los sueños, abrir un oráculo, bailar, escribir, cantar... El llamado de la Diosa es siempre una nueva oportunidad para recrearnos.
Por ello mujeres, cuando nos llame la Diosa prestemos especial atención. Y hombres, si la Diosa nos llama también hemos de escuchar y atender su llamado. Pues la Diosa vive dentro de todos nosotros. Y la Diosa, a todos nosotros nos llama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario