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sábado, 8 de febrero de 2014

Ceremonia de Placenta

Hoy estuve en una "Ceremonia de Placenta". Esto es, una fiesta que se hace en honor a la Placenta: quien alimenta y nutre al feto en desarrollo mientras está en el vientre.

En la cosmología de algunos grupos humanos se ve a la placenta como el gemelo complementario de la wawa (bebé). Éste gemelo muere cuando la wawa nace, sacrificándose por que nuestra wawa recién nacida tenga una vida humana con los pies en la tierra, fuera del útero... Es por eso que es un honor y un deber cuidar de la placenta, que nace (o muere) después de la wawa durante el parto; honrarla y regalarle una transición saludable hacia su nueva vida/muerte enterrándola u ofrendándola al fuego.

También hay muchos mamíferos, incluidos algunos humanos, que comen parte de o toda su placenta después del parto. Así la madre especialmente recupera una buena cantidad de hierro y demás nutrientes necesarios para seguir sosteniendo físicamente a su wawa recién nacida, a demás de consumir la oxitocina almacenada en grandes cantidades en la placenta, lo que fomenta las contracciones uterinas después del parto. Es decir, ayuda a que el enorme útero de una madre que acaba de dar a luz vuelva a su tamaño original, tan grande o más pequeño aún que el puño de una mano, en caso de una madre humana.

Hoy en día, nuestras placentas muchas veces se pierden en algúna bolsa de basura en el quirófano o son entregadas/vendidas a empresas que las utilizan en productos de belleza. Me sucedió algunas veces acompañando partos en el hospital o clínica, que pedimos la placenta de la madre después del parto, para llevarla a casa en una bolsa y en el mejor de los casos nos la dieron como quien entrega un pañal sucio a la basura. En el peor de los casos, no nos la quisieron dar...

En ésta ceremonia del día de hoy, tuvimos a una madre que orgullosa y agradecida con su placenta, invitó a todas sus mujeres cercanas a cavar un hoyo en la tierra para sembrar un árbol de palta... con su placenta en la base. Una situación lamentablemente sui géneris en este mundo en el que vivimos actualmente.

Todo el ejercicio de cavar juntas fue particularmente inspirador. Mientras lo hacíamos, la tierra se iba dilatando, se iba abriendo así como un útero que iba a recibir nuestra placenta para nutrir a otro ser vivo, esta vez un árbol que la Tierra desde su vientre pariría... Una total imagen del ciclo contínuo de regeneración y VIDA en el que todos participamos... Nada comparado a un destino de bolsa plástica, donde van a parar muchas veces nuestros "residuos" orgánicos. Que en vez de residuos, podrían ser jugosas ofrendas para la vida de nuestros jardines.

El sincero y amoroso deseo de esta madre fue no solamente honrar y darle curso a esta placenta tan importante para el desarrollo embrionario de su hija, sino que éste árbol pueda crecer a la par que ella, y con los años convertirse en un lugar de retorno. Un lugar donde ella pueda volver "a casa", a su primera casa en ésta vida en la Tierra, en éste caso, al lugar que la vió nacer... Otra vez participando del ciclo de regeneración, crecimiento, vida y sustento amoroso que la Tierra provee. Abundancia pura y caudalosa, por donde se lo viera.

Más aún que eso, el ejercicio de sembrar juntas un árbol nos ofrece al mismo tiempo la posibilidad de DAR vida y de ENTERRAR lo que ha muerto, en todo nivel. Es un momento umbral, donde al igual que en el parto, se abre un portal entre los mundos, un paso o punto de transición entre lo que fué y lo que será. Donde lo que ES en este momento, está siendo íntegramente recalibrado, si es que se lo permite.

...  En palabras más sencillas: Sembrar vida y entregar nuestros cuerpos inertes a la tierra es vital para nuestro desarrollo como especie. Permite que nos reciclemos y renazcamos también desde ésta experiencia, fomenta nuestro crecimiento en todo sentido... y nutre a nuestro hogar/tierra, crea nuevos lugares/hogares... 

Un árbol es un hogar. Y una placenta es una ofrenda a la vida.

La Placenta es el Árbol de la Vida :)
 

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