Hace un tiempo vengo observando a los niños en sus juegos. Es hermoso porque están tan entregados al ahora que se dejan ver completamente en cada acción. Uno puede percibir lo que los niños y niñas viven, que muchas veces se remonta a la historia de sus padres y cuidadores, a lo que reciben en casa o a lo que ven en la televisión. Se puede observar que tan presente está cada niño en sí mismo o sí misma o qué tan conectado está con la tecnología. Los niños son reflejos muy puros y muy precisos, son como indicadores que nos enseñan sin reparos lo que sea que esté manifestándose a través de ellos.
Muchos de nuestros niños aún elijen jugar a las guerras y a las peleas. Muchos de nosotros aún jugamos a eso con ellos. Conseguimos espadas y pistolas y jugamos a luchar, nos convertimos en piratas y bandidos, en Power Rangers o en Superheroes defensores del "bien".
Muchas de nuestras niñas aún eligen jugar a las princesas, a las damiselas en peligro o a las dramáticas historias de amor. Muchos de nosotros aún jugamos a eso con ellas. Encontramos vestidos, hadas madrinas con mágicas varitas y príncipes que las rescaten.
Debe ser que es parte de nuestra herencia aquí en la Tierra. Debe ser parte de la historia de la humanidad que se juega también a través de nuestros niños y niñas cada día. Y tal vez sea que como uno a veces se siente un poco "de otro mundo", se asombre con las huachaferías que hemos inventado en este planeta; perpetuando dramas y dilemas, luchas, "buenos" y "malos", amigos y enemigos, novelerías de sapos y príncipes. Entretenimiento.
¿Será que no sabemos otros juegos? ¿Será que hemos asumido cantar "Arroz con leche, me quiero casar" a las siguientes generaciones sin preguntarnos qué es lo que les estamos transmitiendo? ¿Será que depende de nosotros inventar nuevos juegos y rimas más saludables?
A mi ya no se me antoja jugar a la guerra con los niños. Tampoco les canto rimas heredadas porque inventamos nuevas. Y hace poco dejé de leer los viejos cuentos, aparecen nuevas historias cada vez que nos hacemos preguntas inesperadas. Me di cuenta en hacer esto, que aunque las abuelas de nuestros hijos les lean aún la Caperucita Roja, les canten "Zapatito Roto" y aunque tal vez aún vean en la televisión de vez en cuando los programas de villanos o los dramas emocionales de las princesas... Si todos los padres conscientes ya estamos poniendo de nuestra mejor parte en criar a nuestros hijos con consciencia, ya estamos inventando nuevos juegos, nuevas rimas y nuevas historias. Entonces nuestra percepción de la realidad en la Tierra está cambiando muy aceleradamente desde ahora en adelante.
Sucede que crecemos jugando y que aprendemos de los juegos en los que participamos. ¿Qué pasaría si dejamos de jugar a las luchas y a los buenos y malos? ... Tal vez creceríamos sin la idea de que tienen que haber bandos, sin la idea de que hay que sufrir y luchar para conseguir "la victoria". Tal vez tendríamos desde ahora en adelante infinitas nuevas ideas de como funcionar armónicamente en el mundo. Tal vez lo descubriremos si nos enseñamos a practicarlo.
Creo que si algo no le gusta al ser humano es aburrirse. ¡Con todo lo que hemos inventado para nuestro entretenimiento! ... Y estoy segura que hay más. Hay todo un nuevo espiral de experiencia armónica entre Seres Humanos y no humanos en la Tierra que está listo para ser experimentado.
Cuanto más juega un niño a la lucha, más se graba este modo de funcionamiento en su sistema. Cuanto más juega una niña a la damisela en peligro más se siente de esta manera.
Es casi increible observar qué tan incorporados están muchos de nuestros niños en estos dramas que ya nos parecen cotidianos, pero con los que poco a poco estamos decidiendo dejar de lidear; para lograr una vida mucho más saludable, ilimitada y realmente anclada en el Amor.
Es posible entretenernos y que nuestros niños se entretengan con lo ilimitado. podemos jugar juegos muchísimo más saludables que a la lucha, podemos inventar juegos donde todos ganamos, donde todos somos competitivos sin competir entre nosotros, donde valoramos el individuo que somos cada quien y aprendemos de nosotros mismos, donde valoramos nuestras diferencias porque nos enriquecen y nos permiten nuevos entendimientos.
¡Manos a la obra! ¡Aún hay muchísimo para transformar en este planeta!
Sucede que crecemos jugando y que aprendemos de los juegos en los que participamos. ¿Qué pasaría si dejamos de jugar a las luchas y a los buenos y malos? ... Tal vez creceríamos sin la idea de que tienen que haber bandos, sin la idea de que hay que sufrir y luchar para conseguir "la victoria". Tal vez tendríamos desde ahora en adelante infinitas nuevas ideas de como funcionar armónicamente en el mundo. Tal vez lo descubriremos si nos enseñamos a practicarlo.
Creo que si algo no le gusta al ser humano es aburrirse. ¡Con todo lo que hemos inventado para nuestro entretenimiento! ... Y estoy segura que hay más. Hay todo un nuevo espiral de experiencia armónica entre Seres Humanos y no humanos en la Tierra que está listo para ser experimentado.
Cuanto más juega un niño a la lucha, más se graba este modo de funcionamiento en su sistema. Cuanto más juega una niña a la damisela en peligro más se siente de esta manera.
Es casi increible observar qué tan incorporados están muchos de nuestros niños en estos dramas que ya nos parecen cotidianos, pero con los que poco a poco estamos decidiendo dejar de lidear; para lograr una vida mucho más saludable, ilimitada y realmente anclada en el Amor.
Es posible entretenernos y que nuestros niños se entretengan con lo ilimitado. podemos jugar juegos muchísimo más saludables que a la lucha, podemos inventar juegos donde todos ganamos, donde todos somos competitivos sin competir entre nosotros, donde valoramos el individuo que somos cada quien y aprendemos de nosotros mismos, donde valoramos nuestras diferencias porque nos enriquecen y nos permiten nuevos entendimientos.
¡Manos a la obra! ¡Aún hay muchísimo para transformar en este planeta!
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