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jueves, 16 de mayo de 2013

Ser Madre a Plenitud

Ser Madre es nutrir la vida. Alumbrar la vida. Sostener la vida. Dialogar con la vida y caminar de la mano de la vida. Danzar la espiral que desde su centro entrega y perpetúa la vida. Que libera así como sostiene; que nutre así como es nutrida.

La vida y las madres nos llevamos bien. Porque ambas entendemos algo muy esencial la una de la otra. Las madres traemos a la vida tanto como la vida trae a las madres. Y es así que la existencia se perpetúa.

Ser Madre y nutrir la vida es honrar la vida. Saberse amiga de la vida. Estrechar la mano de la vida. Hacer un acuerdo solemne y silencioso con ella. Tras la experiencia de la muerte, alumbrar la vida.

Ser Madre es Ser Vida. Y Ser Vida es perpetuarse en ella. Ser sostenida en el eterno pulso que sostiene la vida. De corazón a corazón en todo lo que está creado.

Ser Madre a Plenitud es conocer la vida. Saber la vida dentro de la vida y la vida dentro de ella. Ser Madre a Plenitud es descubrir que en cada momento se perpetúa el infinito e ilimitado a través de la vida.

Ser Madre a Plenitud es disfrutar la vida. Andar con soltura y firmeza en la vida. Saber la seguridad que existe en la vida. Vivir la certeza de la vida.

Y en todo aquello, Ser Madre es honrar la vida. Conocer y agradecer el lugar que ocupan el Padre y el Hijo en la vida. Ser Madre a Plenitud es descubrirse ya tejida en el gran entramado de la vida, que se sostiene de Uno en Uno. De Dos en Uno. De Uno en tres. De tres en tres. Y de tres en más...




En profunda gratitud y Amor
A mi madre, a mi abuela y a la madre de ella

A la madre de mi Padre, a su abuela y a su madre

A la Gran madre de todos nosotros aquí en la Tierra

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